A México, el árbol navideño llegó durante el breve reinado de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867).
Empero, cuando éste fue fusilado, se desprestigiaron las costumbres fomentadas por el emperador y su corte, así que el pueblo dejó de decorar los árboles en Navidad.
Fue en 1878 cuando Miguel Negrete —rival de Porfirio Díaz— adornó un enorme árbol de forma tan espectacular, que le valió mención en varios diarios de la época.
AUGE EN LOS AÑOS CINCUENTA
A partir de ahí, la población adoptó paulatinamente este uso —sobre todo en las zonas urbanas—, que alcanzó su auge a partir de los años 50, cuando la mercadotecnia estadounidense influyó a las grandes masas por medio del cine y la televisión.
Actualmente, en plazas públicas y en los centros comerciales de todo el país se colocan árboles navideños, que parecen competir en tamaño y colorido.